martes, 13 de septiembre de 2011

SE ACABARON LAS VACACIONES, VOLVIENDO A LA RUTINA

Llegó la hora de la verdad para los pequeños, y es que entramos en el duro día de..., la vuelta al cole. Después de varios meses, donde han jugado con mucha libertad de horarios, sin tener una rutina fija, llega la hora de cambiar todo, se tienen que acostumbrar a levantarse temprano y tener un horario fijo durante toda la semana.
No es algo extraño que, a nosotros, los adultos, nos resultae costoso este hecho de volver al trabajo después de una buenas vacaciones. Esa sensación o conjunto de sensaciones es, cada vez más escuchado y estudiado, lo que conocemos como Síndrome Postvacacional.
¿Qué es el síndrome postvacacional? En realidad es un concepto amplio que describe una incapacidad de adaptación al trabajo tras la finalización de las vacaciones. Esta inadaptación conlleva una serie de síntomas en forma de desequilibrios físico-psíquicos (reacciones), que suelen remitir al cabo de dos semanas en algunos extremos. Los síntomas más comunes serían: irritabilidad, astenia, tristeza, apatía, ansiedad, insomnio, dolores musculares, tensión, nauseas, palpitaciones, taquicardias, sensación de ahogo y problemas de estómago, entre otros.
No solamente aparecen en el caso de los adultos, también nuestros pequeños lo pueden padecer. Estas primeras semanas, son importantes para observar sus reacciones, muchos niños se ven afectados por esta apatía después de vacaciones. Tres meses con la única preocupación de pasárselo bien, y ahora hay que enfrentarse a un nuevo curso, incluso a nuevos amigos.
El desajuste horario es la principal causa, seguida del cambio en el ritmo diario y en los ciclos, cambio en las comidas y sobre todo, en su actividad social relacional. Si a esto le añadimos el regreso a un entorno de demandas y exigencias y a un ritmo que les hace cambiar bruscamente sus hábitos de las últimas semanas, tienen muchas posibilidades de ser víctimas del síndrome postvacacional.

Según varios especialistas, los más pequeños, al igual que los adultos, son víctimas del famoso síndrome postvacacional, que se manifiesta en estados de nerviosismo y ansiedad cuando les toca volver al colegio.

Son varios los días que se necesitan para esta readaptación, siendon como máximo dos semanas. Pasado este periodo, los pequeños se readaptan a su vida en las aulas después de las vacaciones, pero es necesario individualizar este proceso porque para algunos resulta mucho más difícil hacerse con la nueva situación.

Para suavizar estás complicaciones a la vuelta a la normalidad existen una serie de conductas que permitirán que el regreso al colegio sea más sencillo, dependerá de la actitud que tomen los padres con sus hijos.

A continuación podéis leer algunas recomendaciones:

* Acostarlos más temprano, durante los últimos días de las vacaciones del verano se debe recuperar los hábitos normales como madrugar y respetar los horarios del sueño, dormir más horas los primeros días de incorporación al Colegio.
* Fijar los horarios de estudio y ocio. Estos horarios, recomendamos que sean incrementándose de manera paulatina, poco a poco, hasta conseguir el horario que queremos. Es muy importante, además, que sean fijados y se vayan cumpliendo desde el primer día.
* Ayudarles a acostumbrarse a llevar una “agenda”, donde queden reflejados todos sus exámenes, trabajos, entregas de tareas..., e incluso las vacaciones, de tal manera que se vayan marcando metas a corto plazo.
* Ir motivándoles con actividades extraescolares, eso sí, sin saturar con tanta actividad y eligiendo las que más se adecúen a la edad del niño/a.
* Comer bien, es fundamental, una buena alimentación para coger la energía necesaria y afrontar un día con mayores exigencias.
* Transmitirles una impresión positiva, echar un vistazo a los nuevos libros, explicar a los niños lo que se van a encontrar, instalaciones, tipo de escuela, compañeros etc, de este modo la aceptación será más sencilla. Que los niños preparen su material escolar, acompañen a sus padres a comprar los libros de texto y uniformes y así sean conscientes progresivamente del cambio de rutinas. En definitiva, ir anticipándoles positivamente, todo aquello a lo que se van a enfrentar.
* Respetar el descanso de los fines de semana, sobretodo los primeros dos meses y en edades infantiles más.
* Motivarles con actividades de fin de semana, sobretodo las primeras semanas.

¡Buen comienzo!

1 comentario:

  1. Como se ha descrito más arriba, algunos/as niños/as experimentan con excesiva ansiedad el comienzo de un nuevo curso, lo que suele interferir en los hábitos de alimentación, sueño e incluso en el control de esfínteres. Así, puede ocurrir que tenga dificultades para dormirse, que su sueño sea agitado, que tenga pesadillas, coma menos o tenga necesidad de ir al baño más frecuentemente.
    Es importante no perder la calma ni alarmarse en exceso ya que, por norma general, estas manifestaciones suelen ser temporales. No obstante, se pueden seguir algunas pautas:

    - Es conveniente ayudar al niño a expresar en palabras las emociones y pensamientos que está teniendo con respecto al inicio del colegio. Indagar los miedos o inseguridades, así como ponerle nombre a las emociones que siente (confusión, miedo, inseguridad, nerviosismo, expectación etc) ayudará a aliviar el malestar.
    - Infórmese sobre técnicas de relajación adecuadas para la edad de su hijo/a y entrénelas con él/ella
    - Transmitirle tranquilidad y seguridad con respecto al nuevo curso.
    - Decirle que este curso es un poco más difícil que el anterior pero que, con esfuerzo, puede tener buen rendimiento.
    - No adelantar dificultades a través de comentarios del tipo “cuando suspendas matemáticas…”, “Si no te enteras de nada en inglés…”, “como este año no estudies más…”, “si tu actitud no cambia…”, etc.
    - Animarlo a que se esfuerce, recordando logros pasados y cómo ha ido superando dificultades. - Recordarle que, si encuentra una dificultad importante, vosotros vais a ayudarle a encontrar la solución.
    Si presenta dificultades de sueño:
    • Evite a última hora de la tarde actividades que puedan activarlo: juegos de peleas, videojuegos, saltar en la cama, cuentos de monstruos, bailar, etc.
    • Establezca un ritual. Por la tarde se le informa de cómo va a ser a partir de ahora el proceso de irse a dormir. Por ejemplo, baño, ponerse el pijama, meterse a la cama, lectura de un cuento, despedida, apagar la luz.
    • Si reclama su presencia, acudir y decirle “Es hora de dormir” acompañado de un beso o caricia. Si se levanta a buscarlos, llevarle suavemente de la mano y repetir la consiga.
    • Si se despierta por una pesadilla, tranquilícelo pero no permita que se pase a su cama. Cuando está más calmado, acompáñelo a la cama para que se acueste y con voz suave dígale ”Es hora de dormir”, nada más. Despídase brevemente. Repetir el proceso si vuelve a tener una pesadilla.

    Recuerde que es muy recomendable mantener una comunicación fluida con el profesorado, especialmente con el tutor/a. Esto servirá para informar sobre las características del niño/a, así como para prevenir posibles dificultades y/o actuar lo antes posible cuando aparezcan.

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