sábado, 9 de noviembre de 2013

La crisis de angustia: cómo reconocerla y cómo afrontarla.

La crisis de angustia es un episodio de miedo intenso, que aparece repentinamente y de forma desproporcionada, y que provoca una sensación generalizada de malestar.
En los últimos tiempos ha crecido considerablemente el número de personas afectadas por crisis de angustia. Dado que su sintomatología es principalmente física, en muchas ocasiones puede llegar a confundirse con un infarto. ¿Cómo reconocer entonces cuándo se trata de una crisis de angustia?
En primer lugar, la persona presenta a nivel corporal síntomas como palpitaciones, dificultad respiratoria, dolor pectoral, temblores, sensación de mareo e inestabilidad, náuseas, molestias abdominales y sensación de ahogo.
Por otra parte, también implica síntomas psicológicos. La persona puede apreciar una sensación de “despersonalización” como de no reconocerse a sí misma. Experimenta también un miedo intenso a morir o a perder el control y enloquecer. En algunos casos padecen también la sensación de “parestesia”, por la que se percibe un hormigueo o entumecimiento de las extremidades.
Por lo general, estas crisis pueden durar entre 10 minutos y media hora. Limitan el desarrollo de actividades cotidianas, fundamentalmente porque generan un miedo anticipatorio de que volverán a suceder, lo que condiciona a la persona. Además, puede presentarse el problema de que, aunque la crisis de angustia haya sucedido en un contexto concreto, el sujeto lo generalice a otros, y eso le condicione aún más.
¿Cómo afrontar la crisis de angustia?
La intervención en terapia se dirige a ayudar a la persona a vencer el miedo que le provocan los síntomas de angustia, demostrándole que no son letales y que además se pueden controlar con técnicas de relajación y control de respiración.
Las recomendaciones para vencerlos van en la línea de las siguientes:
- Recuerda que aunque estos sentimientos son muy atemorizantes, no son dañinos ni letales
- Lo que estás experimentando es una reacción “exagerada” o intensificada de lo que sería una reacción normal de estrés
- Intenta aceptar lo que estás sintiendo, poco a poco bajará de intensidad
- Trata de distraerte cuando baje el nerviosismo, pasea, charla con alguien…

Del mismo modo, también se dan consejos a la familia y amigos de la persona que padece la crisis de angustia. Se recomienda que no trivialicen lo que está sintiendo, que sean comprensivos y tengan paciencia. Es bueno que les animen a acudir a ayuda profesional, y sobre todo que compartan actividades distractoras.


Constanza Reyero Fernández

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